Hasta que se me acaben las palabras by Pepe Domingo Castaño

autor:Pepe Domingo Castaño [Castaño, Pepe Domingo]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Biografía
editor: ePubLibre
publicado: 2022-01-13T00:00:00+00:00

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LOS 40 PRINCIPALES DE ILUSIONES.

EL ENGRANAJE DE LOS SUEÑOS

Aquella mañana de 1967 resplandecía Madrid bajo un sol que presagiaba día grande. La Gran Vía madrileña era, para nosotros, para mi amigo Justino y para mí, la calle más hermosa del mundo. Allí estaba la mítica Radio Madrid, emisora central de la Cadena SER. Desde la lejanía, impresionaba aquel viejo edificio, que albergaba en sus bajos la cafetería Nebraska, que años más tarde sería mi refugio de comidas y cubatas en largas noches de radio. Y los almacenes SEPU, que habían popularizado el eslogan radiofónico «quien calcula, compra en Sepu». El maravilloso bullicio de la Gran Vía nos acompañó aquel día de grandes emociones.

—Están haciendo pruebas en Radio Madrid FM para un programa que acaba de empezar, Los 40 principales. Te deberías presentar —me dijo Justino.

Y allí estábamos, en la planta segunda de la Gran Vía 32, con todo un cargamento de sueños en la voz y en el corazón, dispuestos a vivir otra de las grandes pruebas que nos presentaba la vida. La prueba no fue demasiado difícil. Presentar varios discos superventas no era complicado para mí, que me sabía de memoria todos los temas de moda. Los presenté a mi aire, con la alegría desbocada de quien está muy seguro de sí mismo.

—La prueba ha salido muy bien. Contamos contigo para primeros de mes. Vas a presentar la lista de Los 40 principales. Tendrás un turno de 4 horas por la mañana y 3 por la tarde. Ya te iremos indicando las normas que debes seguir en la presentación de las canciones. No es nada complicado. Que tengas mucha suerte.

Era la voz, ronca y extraña, de Rafael Revert, el hombre fuerte de Radio Madrid FM, el que había logrado que El gran musical fuera uno de los programas más escuchados de España. Y me estaba hablando a mí, un aprendiz de casi todo, que acababa de llegar a la gran ciudad y que iba a entrar en la élite de la música. Por fin, después de deambular por los estudios de casi todas las emisoras de Madrid, alguien me recibía y me permitía demostrar todo lo que llevaba dentro. Las horas siguientes fueron de felicidad plena. En Nebraska nos tomamos una caña, que es como en Madrid le llamaban a la cerveza bien tirada. Aquel bautismo cervecero nos fue animando poco a poco.

—Aquí cerca hay una cafetería que se llama California, a la que van con frecuencia cantantes y locutores famosos de Radio Madrid. Si quieres, nos acercamos.

Allá nos fuimos Justino y yo dispuestos a comernos el mundo en aquella cafetería California de la calle Salud. Nada más entrar nos encontramos con Pucho Boedo, cantante de Los Tamara, un grupo gallego a los que había entrevistado alguna vez en mis años de Radio Galicia y con el que mantenía una muy buena relación. Me recibió con un gran abrazo.

—Pero bueno, Pepiño, qué fas por aquí.

Me hablaba en gallego, porque Pucho siempre fue un gran defensor de nuestra lengua hasta en los peores momentos de la dictadura.

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